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A un mes de participar en el Nacional de goalball la experiencia sigue viva

A un mes de realizado el campeonato Nacional de Goalball Masculino, disciplina deportiva para personas con discapacidad visual, organizado en mayo por la Federación Poliderportiva de Ciegos de Venezuela (FEPOCIVE), sigue viva la emoción.

Rafael Rodríguez, Edgar Ugas, Luis Miguel Orozco, Kelvin Medina, y John Gary Donoso, de los Caimanes de Bolívar Goalball Club, con la bicicleta tándem, y Valentina García, atleta con discapacidad visual, practicante de esa disciplina, junto a su guía vidente, conductora de la bicicleta.
En el IND vivimos la experiencia de montar en bicicleta tándem.

Desde la mañana del 25 de mayo del 2018 estaba prevista la llegada de las 10 delegaciones que asistirían al torneo nacional de Goalball Masculino: Aragua, Barinas, Bolívar, Carabobo, Distrito Capital, Guárico, Monagas, Trujillo, Yaracuy y Zulia. Entre contratiempos, por sus propios medios, o gracias al apoyo de alguna institución, nueve delegaciones pudimos decir presente.

En el caso de la delegación del estado Bolívar, nuestra participación fue posible gracias a la empresa Ferrominera Orinoco en la gestión de su presidente Isaías Suarez Chourio y al Sr. José Jiménez, parte de su equipo de trabajo y jefe de Deportes de la empresa, quienes canalizaron un medio de transporte y refrigerios para que pudiéramos llegar a la ciudad de Caracas y traernos de vuelta.

Desde el lugar de encuentro el 24 de mayo de 2018, en el parque Los Mangos de San Félix, de donde saldría el transporte hacia la Ciudad de Caracas a las 6:00 PM, y entre la comodidad del bus Encava full aire, fueron muchas emociones encontradas, entre risas y mucha algarabía por parte de todos nosotros la delegación de Bolívar. Y no era para menos, ya que era la primera vez que viajaríamos todos los atletas de Caimanes de Bolívar Goalball Club excepto los morochos Villarroel, Samuel Hernández y Gregorio Medina, quienes por contratiempos no pudieron viajar.

Sin menospreciar las experiencias anteriores, este viaje a la Ciudad de Caracas no se compara a los 2 viajes que realizamos para hacer exhibiciones en Ciudad Bolívar, una realizada en junio del 2017 y la otra hace dos semanas. Tampoco se compara al viaje que realizamos para jugar un amistoso con el club del estado Monagas en agosto del 2017, porque esta vez pudimos estar todos disfrutando como delegación para representar al estado Bolívar en un torneo nacional. Se dice fácil, pero hay que vivirlo para saber lo que ello significa.

El cuerpo técnico en esta oportunidad estuvo conformado por Ignacio Guaregua, Jesús David Maneiro, y Rafael Rodríguez (padre). Los atletas de la selección fuimos: Edgar Ugas, Yoel Campo, Luis Miguel Orozco, Jhonny Ruiz, Rafael Rodríguez (hijo) y quien escribe para ustedes, John Gary Donoso. También nos acompañaron Jean Fredy González y Kelvin Medina, ambos atletas y también con discapacidad visual.

Luego de más de diez horas de camino por carretera, el transporte llegó a la capital de la tierra venezolana, realizando una parada en el terminal de pasajeros de Expresos Occidente. Fue allí que la delegación de Bolívar, a las 4 de la mañana del día 25, se tomó su primer cafecito caraqueño, dando gracias a Dios por haber llegado con bien. Un par de horas más tarde, y ya con la claridad de la mañana y el rico clima fresco típico de la Ciudad de Caracas, continuamos rumbo hacia la avenida Teherán de Montalbán, diagonal a la redoma La India, donde se encuentra la Torre B del Ministerio del Poder Popular para el Deporte, en cuyo piso 2 funciona FEPOCIVE, y donde fue nuestra estadía y la alimentación para cada delegación.

El torneo estaba planificado para la participación de equipos de diez estados distribuidos en dos grupos de 5 cada uno, pero Monagas, que había confirmado, no pudo viajar para participar en el evento. En el grupo 1 estuvieron Distrito Capital, Yaracuy, Barinas, Trujillo, y el ausente Monagas, que debutaría; mientras que en el grupo 2 estuvieron presente Zulia, Aragua, Carabobo, Guárico, y el también debutante Bolívar.

El grupo 1 se enfrentó en las instalaciones del Gimnasio Manuel Gallegos del Instituto Pedagógico de Caracas - UPEL, en El Paraíso, mientras que el grupo 2 se enfrentó en el Gimnasio Los Gemelos, en Montalbán.

Sin presumir, cada delegación manifestaba de manera directa que la debutante Bolívar, a pesar de que no contábamos con los implementos deportivos correspondientes para la protección de cada uno de los atletas, realizamos una buena presentación, con pocas fallas, por desconocimiento de algunas reglas. Al principio pensaba que estos comentarios se los hacían a todos los debutantes para que no bajaran los ánimos. Y no me equivoqué, es una manera de animar. Además, nuestro debut fue impresionante para todos, porque los comentarios eran constantes por parte de los técnicos, entrenadores y delegados de otros equipos. Incluso a dos de los atletas de Caimanes les hicieron propuestas para tomarlos para otros equipos en futuras competencias porque vieron en ellos un buen desempeño durante el torneo y, sin desestimar a los demás, el goalball sin lugar a dudas es un deporte muy competitivo y Bolívar quiere dar el todo por el todo para figurar junto a los mejores de Venezuela.

La delegación de Bolívar, ahora en las manos de los atletas de Caimanes de Bolívar Goalball Club, tiene el compromiso de esforzarnos más. Junto con las orientaciones de su cuerpo técnico deberá entrenar en una cancha de tabloncillo de ahora en adelante para poder dar una mayor impresión de juego para próximos torneos de goalball masculino, con estrategias de defensa y ataque, diferentes tipos de lanzamientos, como todo unos profesionales del deporte.

El martes 29 de mayo de 2018, último día en la Ciudad capital de Venezuela, pudimos conocer las instalaciones del Instituto Nacional del Deporte (IND), pero lo más impresionante de este día en particular fue que pudimos montar bicicleta tándem, o bicicleta doble, como también se le conoce. Se trata de que dos personas manejen la bicicleta de una manera sincronizada. La guía, quien tiene que ser vidente, va en el asiento de adelante, y el invidente va en el asiento trasero. Fue maravilloso vivir esa bonita experiencia.

El martes en la noche había llegado el bus a buscarnos. Nosotros en el comedor cenando listos con nuestro equipaje de mano. El bus afuera de las instalaciones del IND estaba a la espera de que la delegación de Bolívar lo abordara para retornar a nuestro estado. Todos felices con la sonrisa dibujada en nuestros rostros por la satisfacción de poder estar compartiendo como equipo y junto a otras delegaciones del país, subíamos al bus uno a uno para en comendarnos a Dios para que nos llevara hasta nuestro destino. El bus con los motores encendidos, la música a medio volumen, y cada uno de nosotros sentados con los teléfonos con lectores de pantalla en mano, cada quién llamando a sus familiares para avisar que ya saldríamos a tierras guayanesas. El chofer pisó el acelerador, y poco a poco nos fuimos alejando de aquel lugar que en casi una semana nos brindó felicidad y las ganas de volver a repetir una aventura como esta en Caracas o en otra Ciudad de Venezuela.

Entre risas, la música, bum bum, a medio volumen, bum bum, recordábamos los momentos muy significativos tales como el buen desempeño o los errores en cancha, entre otras cosas. Seguían las risas y, repentinamente, surgió un silencio absoluto. Solo se escuchaba el bum bum de la música de fondo y el sonido de las cornetas de los carros que estaban en carretera por el tráfico que había. El silencio por parte de la delegación de los Caimanes de Bolívar Goalball Club persistía. Yo comenzé a preocuparme y me preguntaba a mí mismo ¿Qué está pasando aquí?, mientras meditaba sobre la emoción de participar en un torneo nacional de goalball.

Al parecer ya no había sonrisas que dibujaran los rostros. Como una película de terror, con mucho suspenso y como respondiendo a mi pregunta, uno de los atletas suspiró y dijo: ¡Me duele, me duele! Y sin exagerar, se escuchó un quejido desgarrador, y repetía nuevamente: ¡Me duele, me duele El estómago! Y así, por parte de la mayoría se fue rompiendo el silencio y manifestaban lo mismo. Solo había transcurrido una hora de camino en carretera. No sé si el movimiento del bus les revolvió el estómago o el comer demás les causó este dolor estomacal. Lo cierto es que a partir de ese momento se iba a desencadenar una nueva aventura porque los Caimanes de Bolívar no iban a dejar precisamente sus huellas por todo el camino sino otra cosa que no voy a mencionar. ¡Se lo imaginan! ¿Verdad?

Lo bueno es que ya estábamos preparados para cualquier contingencia con medicamentos y mucho papel higiénico para el camino. Este pequeño incidente, reservándome los detalles, no pasó a mayores, y logramos llegar, luego de diez horas en carretera, al Polideportivo El Gallo de San Félix, que fue nuestra última parada del regreso de Caracas. Desde allí nuestro descanso hasta ahora, excepto las dos exhibiciones realizadas el 8 y 15 de junio 2018.

Ahora a partir del 26 de junio del año en curso ya podremos empezar a entrenar en el gimnasio de La Fundación La Salle, que es una cancha de tabloncillo, ubicada en la UD 104 en San Félix. Sin dudas el lugar ideal para practicar. Gracias a la gerente regional de la sede Guayana de La fundación, la licenciada Anais Patiño, quien por medio del profesor Freddy Hernández fue receptiva a la solicitud que los Caimanes de Bolívar Goalball Club, le realizamos formalmente hace dos semanas, pero que desde el año pasado ya estaba conversado.

Reportó para todos ustedes el atleta y promotor deportivo de Caimanes de Bolívar: John Gary Donoso.


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