Louise nos comenta: “La música me hace ser más fuerte ante mis limitaciones; a mis 63 años pierdo la vista y me enfrento a un nuevo reto: aprender a vivir y trabajar así”. Agrega que escuchar música tiene un objetivo claro y directo, “me desconecto de la realidad, me relajo y me divierto”. Para el entrevistado la música se ha convertido en un medio para comunicarse y decir lo que quiere, y asegura, que en su profesión como pianista y cantante de jazz, ha encontrado un vehículo para sacar lo mejor de sí.
¿Qué le dicen las demás personas con discapacidad visual?
- Que no hay que negarse. Que tenemos el tacto, el olfato, la audición y con eso podemos construir un mundo de luz y colores; y que para acercanos más a la felicidad podemos refugiarnos en la música.
¿Qué siente usted en la actualidad que vive ese tránsito en su vida?
- Tengo 4 meses con esta condición en mi vida. Al principio sentí que se me derrumbaba todo, como si se me abriera el piso y hubiera una hecatombe que me tragara; me sentía muy mal, diría que bastante. Pero me di cuenta de que uno en la vida se cae para levantarse. Para eso es que uno se cae. Porque si tú te caes y te quedas en el piso, eso no sirve, eso es cobardía.
¿En qué se refugió al momento que perdió la visión?
- Me refugié en la música. Soy músico, no sé hacer más nada que cantar blues y jazz, y tocar el piano. El hecho de tocar y cantar me ha ayudado a levantarme y seguir adelante.
¿Qué importancia tiene la voz para usted?
- Es muy importante ya que nosotros nos comunicamos y conocemos por la voz a nuestros seres queridos; es como un cordón umbilical que las personas con esta discapacidad tenemos.
¿Qué importancia tiene la música?
- Para mí la música es una filosofía de vivir. Es un comportamiento, es una vida, es entrega, es mi credo y es un mito a lo maravilloso, a lo espléndido. La música es todo.
¿Qué significa el piano para usted?
- Ternura y placer.
¿Cuáles son las causas de su discapacidad?
- Hace 16 años perdí el ojo izquierdo por una mala praxis y hace 4 meses perdí la retina del ojo derecho; y ese ha sido el proceso de mi ceguera.
¿Se siente diferente a las demás personas?
- No, siento que puedo hacer mis cosas. Claro, con un poco más de cuidado y en algunas ocasiones con ayuda, pero eso va en nosotros. El tener que proponernos y seguir nuestra vida como una persona normal.
¿Cómo es su día a día?
- Hago la comida, el café y las cosas de la cocina. Todo lo tengo en la mente. Además, tengo un ritual donde todos los días toco el piano y vocalizo para mantener la voz montada, y también me gusta escuchar mucha música.
¿Problemáticas que ha tenido con su seguridad?
- En estos meses sin luz, la problemática más fuerte que he encontrado es tener a alguien que me lleve a los lugares. Tengo que molestar a mi hijo y a mi esposa. Sin embargo, existen otras personas que me han visto en la calle y me han ayudado en algunos momentos.
¿Qué diferencia encuentra entre su mundo de antes y el que vive ahora?
- Cuando veía me sentía el rey del mundo, y ahora estoy tratando de abrir brechas para seguir mi vida.
“Si esto me pasó es porque así lo decidió Dios. Será que él quiere que deje un mensaje al ciudadano”.
Nota: Esta entrevista fue publicada originalmente en la revista Máxima Visión número 12.
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