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Siga derecho

Sobre un fondo azul oscuro se observan 2 líneas blancas que parten de los extremos inferiores de la imagen hacia la parte central superior, amanera de bordes de una carretera en perspectiva. Al centro una línea en zigzag vertical. Cuando las personas ciegas comenzaron a circular por las calles progresivamente a partir de los años 30, en unas ciudades más que en otras pero principalmente en caracas, el pueblo venezolano, siempre generoso, les brindó ayuda más por compasión que por comprensión. Esto a excepción de unos cuantos jóvenes que les hacían burla. Superada la mendicidad por la venta ambulante, en la mayoría de los casos podían obtener ayuda para atravesar una avenida, no tropezar con un obstáculo y no caerse por un desnivel en el pavimento.

Esa natural disposición de la gente con las personas que tienen algún impedimento, pero muy especialmente por quienes no ven y que tuvieron que lanzarse fuera de sus casas en busca de sustento, fue reforzada al principio por una campaña adelantada por la Asociación Boy Scouts. La campaña consistió en recomendar a la ciudadanía realizar aunque fuera una buena acción diariamente. Pero el número cada vez mayor de personas con discapacidad visual en las calles transformó la exhortación a una buena obra, en el común de la gente, únicamente a decirles: “siga derecho”. Creen, quienes así se expresan, que han hecho una buena acción. Estiman que con decir “siga derecho”, ya se han ganado el cielo.

“Siga derecho” no tiene ningún sentido para quienes no ven, ya que a medio metro puede haber un obstáculo, que no se molestó en ver la persona que indicó siguiera la misma dirección. “Siga derecho”, para los comerciantes informales, quiere significar que no lo tropiece. cuando un niño dice “siga derecho”, simplemente imita la expresión del adulto sin saber siquiera lo que está manifestando; lo dice porque es a una persona ciega. “Siga derecho” lo expresa un transeúnte a manera de saludo. “Siga derecho” lo manifiestan los borrachos callejeros por decir algo cuando ven un carente de visión.” Siga derecho” lo dice todo el mundo, solamente por hablar, sin ponerle sentido a sus palabras.

Un abogado ciego, cuando alguien le dijo “siga derecho”, contestó: “Ya me gradué”. Otro profesional, cuando le dijeron “siga derecho” respondió : “Estoy estudiando psicología”. Es casi seguro que quienes indicaron “siga derecho” no escucharon las respuestas, por cuanto su pensamiento estaba lejos de las personas a quienes mecánicamente les expresaron las frases. Sin embargo, sí hay personas que conscientemente indican que “siga derecho” y dan un empujoncito o le toman la mano por un momento a la persona ciega para que camine recto. Es el mismo caso de quien hala a la persona por el brazo para pasarle la calle sin hacerle ninguna pregunta. Hay también quienes pretenden obligar a caminar derechito, sin dar un paso fuera de la línea, y hasta llegan a incomodarse porque la persona con discapacidad visual desvía sus pasos al caminar.

Al ayudar a una persona ciega primero hay que preguntarle si quiere o necesita ayuda, y si observa que no sigue caminando recto no debe obligarlo a que siga una línea recta. Interróguele a dónde quiere ir. “Siga derecho” no es sinónimo de “buenos días” u otro saludo, ni tampoco equivale a “cuidado” o “no me tropieces”. El poco conocimiento del sentido de orientación de quien ve le hace tomar las actitudes señaladas. La dependencia de la visión les hace presumir que quienes carecen de ella no son capaces de entender los conceptos de lateralidad y ubicación. Aunque algunos no han aprendido aún estos conceptos, la mayoría ya los domina, unos mejor que otros, pues las habilidades también dependen de la capacidad individual.

No más “siga derecho”, pues tal exclamación es desagradable a las personas con discapacidad visual. Con esta expresión no se está realizando una buena acción. Por el contrario, se está entorpeciendo la libre circulación de quienes, como todos, hacen uso de la calle con igual derecho. Porque la calle es libre. La calle es de uso general, y como persona ciega que es, no está obligada a seguir derecho. Camina recto si es su deseo. No siempre hay que seguir derecho. ¡A vveces no conviene seguir derecho!

Nota: Este artículo fue escrito originalmente en 1993 y publicado posteriormente en Signo Generador, órgano Divulgativo del Consejo Venezolano del Braille, año 15, número 16, noviembre 2016.


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