El título es bastante más largo de lo acostumbrado y, tal vez, se queda corto para definir lo que con palabras se pretende hacer saber.
En semanas pasadas, tuve la oportunidad de disfrutar de un período de relax en la Isla del Encanto, Puerto Rico. Isla muy amada y que me trae a la memoria gratos recuerdos, aromas, sabores y, sobre todo, que me ha proporcionado pocas, pero grandes amistades.
Igrí y José Antonio
La primera incursión significativa fue hace unos 17 años atrás cuando me aproximé a la Biblioteca de Ciegos de Puerto Rico y conocí a su Directora, Igrí Enríquez, quien, para sorpresa mía, tenía en su cartelera una hoja del Almanaque Braille de 1998, creo, dedicado a Ciudad sin Barreras. Ya el mismo no estaba vigente, sin embargo, los pensamientos que recogía eran, desde su punto de vista, inspiradores para el personal de la Biblioteca y para ella misma. Es así como comenzamos con una serie de intercambios y trabajos de cooperación puesto que me tomó la palabra de ‘Si en algo te puedo ayudar, cuenta conmigo’.
Apenas pisando tierra firme, o como quien dice casi bajándome del avión, Igrí me invitó al bautizo de un libro… Para el momento, sólo dije que sí pues era una oportunidad hermosa del reencuentro con la amiga sumado a la posibilidad de conocer a un escritor ciego y su obra. Ya me había dicho ella que escribía cuentos y que era una gran persona. Llegamos y nos sentamos a seguir la rutina de la noche en relación con el protocolo pautado. Al final, pude conocer en persona a José Antonio Benítez, con diagnóstico de retinopatía diabética. Él es Ingeniero de Manufactura con Concentración en Robótica Industrial. Su obra, Literatría furtiva en jazz, libro de cuentos en cuatro secciones al cual le podremos dedicar otro artículo.
Lo más resaltante de este encuentro, es que entre ojeada y hojeada (de ojo y hoja/página), noté un párrafo que dice así: “Como persona ciega, desea que todas las lecturas sean narradas (audio libros). Esta forma de leer es más inclusiva y puede acompañar al lector al pasar del tiempo. Algo así como escuchar la radio.
” Por supuesto, estoy súper de acuerdo y dispuesta a contribuir en todo lo que incremente el acceso a la lectura a las personas ciegas.
Maríateresa y Luis Felipe
Mi hermana Mariateresa quien vive en Puerto Rico desde hace unos 18 años, en esta ocasión, me presentó a Luis Felipe Passalacqua, quien tiene ceguera adquirida como consecuencia de una meningitis desde hace unos 20 años, aproximadamente. Como escultor ha desarrollado una técnica de trabajo desde el punto de vista del abordaje personal con la obra y, como docente transmite una experiencia que permite al artista interactuar con la obra desde la perspectiva kinestésica y táctil. Actualmente, también dicta charlas motivacionales en diferentes instituciones, entre ellas la EDP University y también ha incursionado en el mundo de la literatura como escritor.
Pablo Santiago
La noche del bautizo del libro conocí a Pablo Santiago, ingeniero químico quien quedó ciego hace unos 7 años, aproximadamente. Fuimos a su casa en Ciales y pasamos una tarde divertida intercambiando experiencias, chistes y anécdotas luego de un suculento almuerzo criollo con platos de nombres nada usuales para nosotros: mofongo y mofongo de maduro, vianda de yautía, paella portorriqueña preparada con arroz, carne de res y de cochino bastante alejada en apariencia e ingredientes de la paella a la valenciana, pero deliciosa, sin lugar a dudas.
La casa hermosa, enclavada en la cima de una loma. Circular o hexagonal. Lo cierto es que disfrutamos de subir por la escalera de caracol que lleva a la biblioteca que está en el centro de la casa en la única parte alta de la casa. Me imagino que el techo se podría sustituir por un hermoso vitral, colocar en él un telescopio y observar desde allí cada noche las estrellas. ¡Hermosa casa construida paso a paso por su propio dueño!
Nos recibieron dos amigos caninos: Chispín y Tino. Fueron cariñosos, juguetones y, sobre todo, muy educados. Ni un ladrido imprudente. Chispín me trajo a la memoria a nuestro perro Monu. Hasta me tomé una foto para poner celoso a mi hijo. También tuvimos la oportunidad de ver a un pitirre perseguir a un guaraguao ¡Qué espectáculo! Un ave tan, pero tan pequeña persiguiendo y venciendo a un ave de rapiña del tamaño de nuestros gavilanes. El pequeñín se parece en carácter a nuestro querrequerre. La vegetación frondosa y las cayenas amarillas, enormes. El viento nos acompañó y perfumó todo el ambiente.
Joseph, Jorge y Vilma
En este grupo que se reunió para la excursión a Ciales estaban también Joseph, esposo de Igrí quien de forma muy amena nos sirvió de chofer y diestramente nos llevó a través de una carretera muy curveada y estrecha. Jorge, quien comparte la experiencia de escultura y otros proyectos con Luis Felipe. Vilma, la esposa de José Antonio, doctora jubilada, muy dulce y atenta. Merendamos un brazo gitano de guayaba “manufacturado” por José Antonio y lo acompañamos con un buen café que nos preparó Pablo en su microondas. ¡Todo lo cocina en sus 700 vatios!
Para concluir, quiero decir que agradezco al Altísimo por esta valiosa oportunidad, por este encuentro maravilloso. Deseo de todo corazón poder compartir con ellos muchas actividades y con los lectores el resultado de las mismas. Estoy segura de que tanto las personas ciegas de Venezuela como las de Puerto Rico tienen muchas cosas que compartir en cuanto a experiencias de vida y de trabajo. Al menos, en el aspecto artístico tenemos para intercambiar los resultados de nuestras artes: la literatura, la escultura, la música y el teatro así como las artes culinarias de las cuales siempre me admiro. ¡Este es sólo el comienzo!
De quien siempre los valora y ama,
Consuelo A-B.
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